jueves, 20 de abril de 2017

Sleipnir



Una evocación del galope de Sleipnir se descubre en esta fabulosa representación petroglífica en uno de los valles de Colorado, en Estados Unidos.

En esta representación se observa a un Hombre-Sol –¿Wotan?, ¿Hermðór?– cabalgando el corcel de ocho patas.

Tras la muerte de Balder provocada por Loki, el asen Hermðór –hermano de Balder– montó a Sleipnir y cabalgó durante nueve noches a través de profundos y oscuros valles en los que Hermdór no podía ver cosa alguna. Cruzaron el puente del río Gjöll y Gjallarbrú. Allí se encontraron con Móðguðr, la doncella protectora del puente.

Hermðór prosiguió el viaje hasta llegar al dominio de Hel –el Inframundo, la Tierra Hueca–, cruzando su Umbral –la apertura del Polo–. Allí solicitó a Hel que le permitiera retornar a Ásgarðr, el Recinto de los Æsir –Germania–.

Hel asiente pero pidió que todos los seres –animados e inanimados–, lloraran por el asen muerto.

En el dominio de Hel duerme Balder quien retornará sólo cuando todos y cada uno de los seres derramen una lágrima por él. Así lo hacen todos, menos la espantosa giganta Thokk –Loki disfrazado–.

Por ello, Balder permanecerá en el Helheim hasta el Ragnarök, la Guerra Final de los Dioses.

Rafael Videla Eissmann
20 de Abril de 2017


* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos.
Se prohíbe su reproducción).

lunes, 3 de abril de 2017

Símbolos rúnicos en el Parque Nacional del Árbol de Josué (“Joshua Tree National Park”)


Inscripciones rúnicas en el Parque Nacional del Árbol de Josué, en California.


Como ecos de la raza primigenia americana, es decir, de la población dolicocéfala del continente, en el circuito del Parque Nacional del Árbol de Josué (“Joshua Tree National Park”), emplazado en el límite de los condados de San Bernardino y Riverside, en California, Estados Unidos, se descubren conjuntos de símbolos rúnicos.

En este fabuloso berrocal, junto a figuras antropomorfas, zoomorfas y geométricas, se han plasmado los símbolos rúnicos Odal, Man, Yr y combinaciones de ellos.


 

  
 Inscripciones rúnicas en el Parque Nacional del Árbol de Josué, en California.


Estas ideografías constituyen vestigios de una remota gran civilización continental –el Imperio General como lo definió el etnólogo Josiah Priest– de la cual las posteriores poblaciones erróneamente denominadas como aborígenes –los grupos protomongoloide y mongoloide, es decir, los indígenas (braquicéfalos)– heredaron en parte sus conocimientos y tradiciones.

Fue el Imperio General de los Dioses Blancos. Por ello, adecuadamente, el explorador P. H. Fawcett escribió que de acuerdo a las propias tradiciones indígenas este sustrato blanco originario fue el grupo dominante y civilizador, consignando además que en crónicas existentes, que datan del tiempo de la Conquista, se refieren a la apariencia de estos pueblos: Todos preservaban la tradición de ser descendientes de una raza blanca.


El berrocal del Parque Nacional del Árbol de Josué.


Un eco de esta noción argüida por Fawcett fue anticipada por el historiador Diego Barros Arana al expresar que el Tahuantinsuyo o imperio de los Incas, los Hijos del Sol, fue cimentado sin duda alguna, sobre las ruinas dispersas de una civilización mucho más antigua.

Los símbolos rúnicos y runoides descubiertos a lo largo y ancho de Huitramannaland-América, son las huellas de esta grandiosa civilización.

Rafael Videla Eissmann
1º de Abril de 2017


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Se prohíbe su reproducción).